Fidelizar el talento de los profesionales es una de las máximas que comparten las empresas hoy día. Ya no basta con atraerlos y unirlos al equipo, ahora deben ir un paso más allá para fomentar su satisfacción y compromiso con la compañía.
Por esta razón, existen programas de bienestar laboral que tienen por objetivo mejorar la calidad de vida de los empleados en la compañía.
¿Qué son los programas de bienestar laboral?
Se trata de una serie de proyectos configurados con el objetivo principal de cubrir las necesidades de los trabajadores a todos los niveles: profesional, personal, cultural, social y económica; y potenciar su motivación e implicación con la empresa, facilitando así su estabilidad laboral.
¿Cuáles son sus beneficios?
A través de estos programas generamos una satisfacción global de toda la plantilla, lo que repercute en un ambiente laboral adecuado y agradable que, a su vez, implica un aumento de la productividad y el desarrollo óptimo de todos los profesionales.
Asimismo, gracias a estos proyectos se refuerza una imagen positiva de la compañía, tanto a nivel interno como externo, lo que nos permite destacar y diferenciarnos del resto de empresas, convirtiéndonos en un reclamo atractivo para los talentos y clientes potenciales.
Del mismo modo, a través de los programas de bienestar laboral podemos contemplar de un modo global la trayectoria de cada profesional. Esto nos permite diseñar y crear oportunidades de aprendizaje y crecimiento laboral adaptadas a las necesidades personales y profesionales de la persona trabajadora, actuando a su vez como beneficio propio para la empresa.
¿Cómo diseñar un programa de bienestar laboral?
Para crear un programa de bienestar laboral óptimo, debemos tener en cuenta una serie de pasos:
- Analizar: lo primero que tenemos que hacer es una exploración interna de la compañía y conocer bien a los profesionales.
- Identificar: las fortalezas y debilidades como marca empleadora y las necesidades a cubrir de la plantilla.
- Marcar: los objetivos y las metas que pretendemos conseguir a la hora de poner en marcha estos proyectos.
- Implementar: todas esas iniciativas o planes que solucionen las carencias que hemos detectado previamente.
- Presupuestar: los recursos económicos necesarios para llevar a cabo estos programas, de manera que evitemos gastos innecesarios.
- Acompañar: a todos los profesionales en su desarrollo laboral a la hora de implementar estos proyectos para que se sientan respaldados.
- Motivar: con incentivos que mantengan la atención y compromiso de los trabajadores.
- Seguir: el desarrollo del plan para identificar el punto exacto en el que se encuentra y si necesitamos hacer algún ajuste más para que funcione correctamente.
No obstante, no debemos olvidarnos de todas las cosas que, como empresa, valoran los empleados a la hora de elegirnos como la mejor compañía en la que trabajar. En este sentido, valores como la honestidad, confianza, integridad, ética y responsabilidad empresariales son, entre otros, los que más demandan.
Por otro lado, todos los aspectos que configuran lo que hoy se conoce como bienestar emocional son, también, los principales reclamos para atraer y fidelizar el talento. En este sentido, mantener el equilibrio entre la vida personal y profesional a través de la conciliación, aparte de adquirir cierta autonomía y responsabilidad en el día a día, es lo más importante para ellos.
En cualquier caso, una vez más, el bienestar de los profesionales ocupa el centro de todas las decisiones empresariales. De manera que, tanto los valores, como la filosofía y/o cultura centren el foco en cumplir las necesidades personales y profesionales de todas las personas trabajadoras, fomentando un equilibro positivo entre plantilla y compañía.