Porque cuando hablamos de diversidad, no solo hablamos de género, raza o discapacidad, sino también de la forma de pensar o forma de vestir, y con el paso del tiempo debemos aceptar todos los rangos diferenciales. No obstante, todavía cuando vemos a alguien que, sea por el motivo que sea, no lo aceptamos y actuamos de una forma diferente hacia esa persona, es ahí donde estamos dejando que nuestros sesgos inconscientes actúen.
Se trata de un mecanismo propio de las personas, reflejado en una reacción instintiva que tiene como origen los estereotipos aprendidos, y que son imprescindibles para la supervivencia. Sin embargo, estas reacciones pueden crearte impresiones (o perjuicios) respecto a una persona o situación (erróneas habitualmente), y que marcan tu comportamiento, donde ocasionalmente son socialmente discriminatorios, bien por basarse en la raza, género o tabúes sociales. Y es que, aunque tengas una mente lógica y consciente, capaz de analizar y gestionar las diferentes situaciones que se te presenten, debido a tu madurez, no siempre consigues dar una respuesta racional.
No te das cuenta de estos impulsos, por lo que es todo un desafío abordar cómo gestionarlos. Antes de ello, tienes que saber identificar los diferentes sesgos que puedes encontrar en tu día a día. Hay varios tipos y si los conoces, será más fácil poder abordarlos y anticiparte a ellos. A continuación, detallamos algunos de ellos:
Sesgo de afinidad: Este sesgo se da cuando conoces a una persona y al momento, observas creencias o aficiones similares a las tuyas. Por ello, crees que esa persona es mejor que cualquiera y la evalúas de mejor manera que al resto, solo por las afinidades que comparten contigo. Tenemos tendencia a favorecer a los que forman parte de nuestro “grupo”, ya sea por procedencia étnica, cultural o profesional, en ocasiones sin ser conscientes. Este tipo de actitudes es importante evitarlas para gestionar un proceso de selección.
Sesgo de confirmación: Este sesgo pasa cuando solo tienes en cuenta aquella información que confirma la idea preconcebida que tienes de ella, y el resto de información al respecto, la omitimos completamente. Una vez que tienes tu propia opinión, filtras la información restante que “rompería” tus expectativas o creencias. Aspecto muy peligroso en la búsqueda de un nuevo miembro para la empresa.
Sesgo de anclaje: Uno de los sesgos más habituales que ocurren, y que muchas veces no eres consciente de ello. Este sesgo se da cuando de una primera impresión, adquieres información y, posteriormente, emites juicios. Al tiempo, estás influenciados por la información que obtuviste en ese primer face to face. Por ello, dentro de los equipos de trabajo se debe fomentar la cultura y trabajo en equipo con el fin de evitar este tipo de acciones cuando se integra una nueva persona.
Sesgo de aversión a la pérdida: Cuanto más tiempo inviertes en una campaña o proyecto, más te unes emocionalmente y más cuesta abandonarlo. Esa incertidumbre por lo nuevo que llegará, por los cambios sobre lo ya establecido, te puede ocasionar rechazo. Y es que cuanto más tiempo, esfuerzo, recursos invertamos en algo, más te cuesta despegarte, a pesar de que desde un punto de vista razonable es la mejor decisión para ti mismo. Por ejemplo, cuando un área ha estado durante más de un año ejecutando un proyecto, pero a lo largo del tiempo el mercado ha cambiado y hay que dejarlo de lado, la cancelación del mismo cuesta más de lo que debería, bien por sentimiento o por no aceptar el cambio.
Meta-sesgo: Se trata de la no consciencia de los sesgos que tienes o el no querer admitir que los tienes. Por esto, debes trabajarlos, ya que se han realizado estudios sobre ellos en los que se ha demostrado sus efectos en el razonamiento, toma de decisiones y el comportamiento, como la investigación realizada por los ganadores de Premios Nobeles: Daniel Kahneman y Amos Tversky.
Estos sesgos pueden convertirse en un gran enemigo, por ejemplo, de cara a seleccionar al mejor candidato para una vacante o bien asignar a un responsable de equipo. Por eso mismo, los managers deben fomentar la diversidad en el día a día de su equipo a través de iniciativas que ayuden a trabajar estos y otros aspectos.
En definitiva, debes ser consciente de los sesgos inconscientes anteriormente mencionados y trabajar en ellos para desarrollarte tanto personalmente como profesionalmente, y así evitar situaciones incómodas que puedan surgir a través de ellos.