Integrar la diversidad en cualquier ámbito laboral, aporta numerosos beneficios tanto para la empresa como para la plantilla. Ya que, de un modo natural, se crea un entorno laboral cómodo, seguro y fácil donde todos los perfiles se sientan en igualdad de condiciones y con libertad de expresión para sacar lo mejor de sí mismas.
En este sentido, vamos un paso más allá y hablamos del liderazgo inclusivo como una de las nuevas prácticas que están implementado las empresas para que se fomente la empatía, creatividad y productividad entre todo el equipo.
¿Cómo aplicarlo?
Para garantizar los valores anteriormente comentados necesitamos una persona que lidere de manera inclusiva, con la capacidad de integrar por igual a cada una de las personas que forman parte del equipo, sabiendo aprovechar y sacar el máximo partido de cada una de ellas. Para ello, además de esto, es importante que desarrolle una serie de competencias transversales que complementen su dirección en un sentido más humano, fomentando así su aportación de opiniones e ideas diversas.
Igualmente, el liderazgo inclusivo requiere de una serie de características básicas para dirigir y motivar la participación de los integrantes:
Conciencia cultural: tener una visión global del equipo e individual de cada persona nos ayuda a comprender, respetar y actuar en consecuencia.
Empatía: conocer y ponernos en el lugar de la otra persona es fundamental para saber cómo podemos potenciar su perfil.
Habilidades comunicativas: saber comunicarnos y expresar correctamente el objetivo de cada acción, nos permite entablar conversaciones dinámicas y fluidas de las que sacar conclusiones productivas para el proyecto en cuestión.
Motivación: fomentar el desarrollo y el talento de los profesionales es vital para que el equipo funcione positivamente y tenga el sentimiento de pertenencia.
Equilibrio: tanto en la toma de decisiones como en la asignación de tareas, hacerlo de manera equitativa es clave para fomentar la igualdad de oportunidades.
Igualmente, la figura que lidere también deberá de hacer un análisis personal previo para saber actuar adecuadamente desde la humildad, la comprensión y aceptación de posibles errores futuros. Asimismo, evitar cometer prejuicios o sesgos en cada una de sus decisiones y acciones es importante para asegurarse de que todos los miembros del equipo se sienten valorados e incluidos durante todo el proceso. Por otro lado, la capacidad de lidiar con posibles conflictos desde una postura neutra es esencial para ser un buen líder inclusivo.
Beneficios y ventajas
La inclusión y la diversidad de perfiles diferentes implica un cambio total en la cultura y filosofía empresarial. Supone un giro de 360º en el que todo suma y todo lo tenemos que tener en cuenta para sacar el máximo provecho de ello. Por esta misma razón, el liderazgo inclusivo es vital para gestionarlas bien y nos aporta una serie de beneficios:
Atracción del talento: ser una empresa inclusiva es un reclamo cada vez más potente entre los profesionales y el liderazgo inclusivo es la clave para retenerlo. Gracias a esto aumenta el sentimiento de pertenencia y se reduce la rotación de personal.
Decisiones consensuadas: a través de la escucha activa la toma de decisiones se ve fortalecida al considerar las diversas opiniones. De esta manera, minimizamos los conflictos, mejoramos la productividad y fomentamos la satisfacción del equipo.
Reputación: aplicar el liderazgo inclusivo no solo aporta beneficios para la plantilla, sino que también repercute en cómo las personas que forman parte de ella tienen una impresión positiva de la misma, favoreciendo al mismo tiempo la imagen que muestra al exterior.
En definitiva, la diversidad puede ser el motor de tu empresa y el liderazgo inclusivo el vehículo para dirigirla en la buena dirección.