“Todo lo que necesitas está en tu interior” más allá de parecer una frase hecha es una realidad. En este sentido, hemos visto como la formación y la experiencia laboral nos forman y nos permiten crecer en el entorno laboral, pero no es lo único que aporta valor en el desempeño de nuestra función.
Las competencias transversales son aquellas capacidades que bien de manera innata y natural o bien por medio de la formación y la experiencia, nos permiten afrontar los diferentes retos laborales que van surgiendo de un modo más personal.
¿Qué son las competencias transversales?
Las competencias transversales son mucho más que habilidades aprendidas a través de la propia educación y formación recibida. Estas competencias son las actitudes y el modo en el que desarrollamos nuestro trabajo, que nos diferencia del resto y que actúan como beneficio complementario y da valor a nuestra función.
En este sentido, estas competencias están intrínsicamente relacionadas con la personalidad y la desenvoltura de cada persona a la hora de trabajar. Aspectos tan abstractos como la perspicacia, la destreza, el ingenio, el carisma y muchos más, que nos permiten adaptarnos al entorno laboral de un modo mucho más especial e individualizado.
Concretamente, podemos categorizarlas en 3 tipos:
- Instrumentales: funcionan como herramientas muy útiles en el análisis de situaciones, planificación y organización de funciones, así como el aprendizaje en general.
- Personales: relacionadas directamente con la esencia de la persona teniendo en cuenta aquellos factores influyentes como la familia, amigos, educación, formación, etc.; que terminan por definir nuestra personalidad.
- Interpersonales: tienen que ver con el modo en el que nos relacionamos con el resto y nuestras habilidades comunicativas. La empatía, la escucha activa y la capacidad de negociar son algunas de ellas.
Cualquiera de ellas nos sirve para aportar valor y complementar todas nuestras habilidades más técnicas, así como la formación y experiencia que llevamos a nuestras espaldas. Pues no nos define como personas la carrera profesional o el colegio en el que nos hemos formado. Lo que nos diferencia del resto y hace que nos convirtamos en la mejor apuesta para las empresas es cómo somos nosotros como persona tanto en el ámbito personal como profesional. De hecho, estas competencias son transversales precisamente por su versatilidad de aplicación en cualquier situación, dependiendo de las necesidades de cada momento.
Asimismo, estas competencias también podemos trabajarlas a nivel individual a través de la inteligencia intrapersonal. Así, de un modo más introspectivo podemos conocer qué aspectos de nuestra personalidad son más positivas y aquellas que debemos mejorar. Igualmente, podremos trabajar en uno mismo de un modo más eficaz si comprendemos cómo somos y si sabemos gestionar nuestras emociones.
En cualquier caso, todas las herramientas que utilicemos a nivel personal como un análisis DAFO, un diario semanal, anteponernos a posibles situaciones y ser consecuentes con nuestros objetivos marcados y tenemos la actitud necesaria para conseguirlos, nos ayudarán a dar lo mejor de nosotros mismos.