La llegada descontrolada del teletrabajo a nuestro día a día ha llevado a que el término desconexión digital sea una palabra que se ha empezado a escuchar con mayor asiduidad en el ámbito laboral. En realidad, no es un concepto nuevo ya que fue regulado por el Estatuto de los Trabajadores en el año 2016 (aunque hasta el año 2017 no entró en vigor) pero actualmente ha entrado con fuerza en las empresas debido a la situación que hemos vivido de teletrabajo continuo.
La ley establece que los empleados tienen derecho a no responder comunicaciones fuera del horario laboral, pero que se cumpla también depende de las políticas internas de las organizaciones.
La digitalización engloba avances como el teletrabajo, pero a su vez implica múltiples inconvenientes. El mayor de ellos podría tratarse de la práctica, casi imposible, de la denominada desconexión digital.
Pero… ¿en qué consiste eso de la desconexión digital? Según la RAE:
“Derecho de los trabajadores y empleados públicos a que su tiempo de descanso, permisos y vacaciones, así como su intimidad personal y familiar no se vean negativamente afectados por el uso de dispositivos digitales que pueda efectuar el empleador”.
La pandemia mundial, causada por la COVID-19, y el hecho de que el trabajo en remoto se haya impulsado de manera repentina, sin preparación previa en la mayoría de las compañías que no tenían esta modalidad de trabajo incorporada en su día a día, ha hecho que desconectar del trabajo sea más difícil.
El hecho de estar en casa y tener la posibilidad de estar conectado en menos de 5 minutos hace que el acceso a las tareas sea más fácil y a consecuencia, la desconexión de ellas sea más compleja. Si a esta facilidad para acceder a dispositivos o herramientas de trabajo, se le añade en verano, la jornada intensiva, dificulta esa desvinculación tan necesaria para el descanso y la productividad del empleado. Por otro lado, al trabajador le cuesta, en muchas ocasiones, olvidarse de la cultura de la presencialidad.
Trabajar de manera remota ha sacado a relucir el problema de que los colaboradores no cuentan con lo que sería la “hora de salida”, asociada al cierre del ordenador, abandono del puesto de trabajo e irse a casa, dejando de trabajar por completo. Además, contar con las herramientas y la conexión en la mano 24/7 dificulta que tanto responsables como colaboradores, respeten el tiempo personal propio y ajeno. Esto se debe a dos cuestiones:
- Los empleados no son capaces de gestionar su tiempo y separar horas de trabajo y descanso correctamente.
- En ocasiones, los líderes no saben dar ejemplo y no respetan las jornadas laborales, requiriendo que el resto del equipo trabaje a su vez.
Es por esto que, las compañías han puesto el foco en ello con la implantación de diferentes medidas o planes de acción que aseguren la desconexión de los empleados. Y es que una buena desconexión digital, trae consigo beneficios tanto para las empresas, bien por el mayor rendimiento laboral, como para los colaboradores por su mayor bienestar físico y mental que ayuda a llevar a cabo las tareas diarias.
Existen listas que ofrecen una serie de consejos que se pueden adoptar tanto por los empleados como por las compañías, como los que nos muestra, por ejemplo, Sodexo:
- Priorizar tareas y realizarlas según importancia optimizan el tiempo y, con ello, el cumplimiento de plazos que favorecerá el descanso posterior.
- Establecer una duración determinada para las reuniones y puntualizar los temas que se van a tratar, ayuda a que la jornada no se alargue por el retraso que pueda provocar alargar estos encuentros.
- Marcar una hora límite en las empresas para hacer llamadas o enviar correos electrónicos facilitaría la desconexión.
- Realizar un informe de estatus antes de irse de vacaciones en el que quede reflejado los temas abiertos, las personas de contacto en relación a ellos, etc. hará que otros compañeros puedan avanzar en ese trabajo.
- Limitar el vinculo personal activando la respuesta automática en vacaciones, por ejemplo, evitará la tentación de estar pendiente constantemente.
En último lugar, cabe destacar que garantizar el derecho a la desconexión digital y cumplir la ley que lo abarca no sería suficiente. La clave reside en fomentar un entorno de confianza en el trabajo, ayudar en la flexibilidad o dar autonomía a los empleados, acompañado de unas pautas organizativas marcadas.