La evaluación y el seguimiento continuo de nuestro trabajo diario es la clave de nuestro éxito. Gracias a este análisis, podemos detectar los aspectos más débiles en los que reforzar nuestra atención y esfuerzos.

Por esta razón, muchas empresas ponen en práctica el Balanced Scorecard como modelo de gestión empresarial con el objetivo de visualizar de forma clara la estrategia de la organización que, sirviéndose de indicadores específicos para cada uno de los objetivos marcados, permite valorar la eficacia del proceso para conseguirlos.

¿Cómo funciona?

El Balanced Scorecard se basa principalmente en la definición de metas específicas para cada objetivo, de manera que podamos diseñar un procedimiento concreto para llegar a ella. En este sentido, se trata de vincular los objetivos de la empresa y medir su cumplimiento por medio de estos indicadores.

Para ello, lo primero que debemos tener claros son los objetivos que deseamos conseguir, determinando los indicadores necesarios para conseguirlos, así como las metas. Es decir, si se trata de pequeños pasos consecutivos necesarios para conseguir un objetivo final o se trata del objetivo final en sí mismo.

A partir de ahí, podremos diseñar y establecer estrategias o iniciativas que se van a seguir para cumplir con lo marcado, ofreciendo un plano visual de todo el procedimiento.

¿Qué beneficios tiene?

Gracias al Balanced Scorecard podemos tener una visión más clara y completa de nuestra estrategia empresarial, conociendo al detalle la situación actual de la organización. Con ello, podemos alinear la estrategia con la misión, visión y valores. Asimismo, podemos ver una serie de ventajas complementarias:

  • Comunicación interdepartamental: al establecer un mapa de ruta para la consecución de los objetivos, fomentamos la interlocución entre los distintos niveles involucrados en el proceso.
  • Definición dirección: a través de este modelo de gestión podemos adelantarnos y prever posibles desviaciones que nos permitan actuar con agilidad y eficacia en caso de que ocurran.
  • Flexibilidad: podemos adaptarnos a las necesidades de los clientes y exigencias del mercado según vayan surgiendo, proporcionando la capacidad para dar respuesta a estas en el momento dado.
  • Sinergias: entre departamentos, fomentando el trabajo en equipo y la colaboración.

No obstante, existen otras técnicas como la famosa Metodología Waterfall o en cascada que comparte su enfoque secuencial y progresivo en la ejecución de tareas en cada una de las etapas de un proyecto.

En contra portada, vemos otras opciones igual de válidas que proponen un estilo totalmente diferente, como ocurre con la aplicación del Design Thinking. En este caso, se trata de adoptar un modo de hacer las cosas totalmente disruptivo con el objetivo de ir un paso más allá a la hora de afrontar los distintos retos y ofrecer soluciones diferentes. Porque no solo se trata de conseguir que funciones, si no de alcanzar la excelencia en el trabajo realizado.

En cualquier caso, el Balanced Scorecard es una metodología versátil, amoldable a cualquier organización en función de las necesidades y objetivos que presente: funcionales, económicos, internos o externos. A través de este, podemos plantear diversas metas e indicadores de medición diferentes que nos ayude a modernizar y personalizar el modelo de gestión empresarial.

Written by despliegatusalas