Mantener nuestra cuota de mercado en un entorno laboral tan cambiante, requiere de un esfuerzo extra por conseguir nuevos clientes que potencien y refuercen nuestro éxito empresarial. En este sentido, reclutar y renovar nuestra cartera de clientes puede parecer la tarea más difícil, pero más aún lo es retener a los que ya tenemos.
Pues, si bien necesitamos innovar en nuestros impactos para atraer a ese cliente potencial; para mantener a los que ya tenemos precisamos de nuevas estrategias de fidelización que motiven al cliente a quedarse con nosotros.
¿CÓMO FIDELIZAR A NUESTROS CLIENTES?
Existen diversas estrategias de fidelización de nuestros clientes existentes, que nos ayudan a mantener viva su lealtad hacia nuestro producto o servicio, lo cual se traduce en un rendimiento positivo para nuestra empresa:
Servicio personalizado: la calidad de nuestra atención y cuidado hacia cada uno de nuestros clientes a lo largo de su contacto con la empresa fomenta una mayor satisfacción con el producto. Para ello, debemos prestar especial atención durante su proceso de compra antes, durante y después.
Sentimiento de pertenencia: establecer relaciones de valor con nuestros clientes, permite que generemos conexiones emocionales de calidad, más estrechas y fuertes donde el cliente se siente comprendido y atendido. De esta manera, percibirá nuestra empresa como un lugar de confianza en el que siempre encontrará lo que necesita.
Comunicación atractiva: generar contenido acorde a los gustos y necesidades de nuestra clientela, fomentará el interés por nuestra empresa y servicios, desviando la atención hacia nuestros competidores. Asimismo, la transparencia en nuestros mensajes aumenta nuestra reputación y su confianza en nosotros.
Experiencias únicas: aportar valor en cada uno de los contactos que el cliente tiene con la empresa durante su proceso de compra, hace que estos sientan más enganchados a nuestra filosofía y esencia empresarial.
Programas de fidelización: cualquier actividad extra que diseñemos como recompensa a su fidelidad nos sirve para motivar a los clientes a participar e interactuar con nosotros, potenciando su compromiso con la empresa. En este sentido, los concursos, sorteos, descuentos o regalos son algunas de las tácticas más útiles para conseguirlo.
En cualquiera de los casos, si somos proactivos en la aplicación de estas estrategias, seremos percibidos y acogidos por nuestros clientes de un modo más positivo.
Igualmente, existen otras prácticas como el desarrollo de la inteligencia intrapersonal que, si lo adaptamos y aplicamos a nuestras relaciones empresariales, nos ayudará a anteponernos y ser consecuentes con nuestros actos, siendo conscientes de la actitud que necesitamos para conseguir los objetivos marcados, en este caso: fidelizar a nuestros clientes. Del mismo modo, podemos retener a nuestros clientes desde una perspectiva más profunda: nuestros valores corporativos. De esta forma, si nuestros clientes comparten la misma filosofía que nosotros y nuestros puntos de vista, su afinidad con nuestra marca será mayor, lo que aumentará su compromiso y relación con nuestra empresa.
En definitiva, mantener satisfechos a nuestros clientes requiere de un esfuerzo diario y constante, en el que no debemos bajar la guardia, ni dar nada por hecho; pues, si no lo hacemos, en el momento menos pensado podemos perder algo muy valioso: su confianza en nosotros. Para ello, nuestra capacidad de sorprender, recompensar, cuidar, motivar e ilusionar es vital para mantener viva la relación con ellos.