En la actualidad vemos como el empleado constituye el eje central de la organización, situándose en el foco principal de cualquier decisión. De hecho, cada vez son más las empresas que adoptan nuevos métodos y técnicas que eliminen barreras dentro de la estructura organizacional, fomentando una cultura y unos valores de unión que permitan alinear cada una de las partes que la forman para llegar así a unos resultados más satisfactorios.
Es más, la función que desempeñan los empleados de una empresa es lo que hace que sea percibida de una forma u otra. Por tanto ¿qué mejor que todos ellos se encuentren conectados y en sintonía? Esta conexión es la que da lugar al Bridge Building, o en su traducción, a la construcción de puentes entre los distintos departamentos.
Esto se debe a que, en la mayoría de las empresas, sobre todo aquellas de gran magnitud con un elevado volumen de empleados, los empleados se encuentran claramente separados en departamentos con escasa o nula conexión e interacción entre ellos. Lo que lleva a una situación en la que, a pesar de trabajar para la misma empresa y ser todos igual de importantes y necesarios para el desarrollo de la misma, estos se comportan como completos desconocidos que no tienen conocimiento de las tareas que realizan cada uno de sus compañeros.
Por ello se recurre a este método, para poner fin a esta situación, tratando de promover una mejor comunicación que conlleve consigo un aumento de la productividad. A su vez, se fomenta una mayor confianza y compromiso entre los distintos departamentos que permita, de una manera más libre y segura, intercambiar ideas, conocer diferentes roles empresariales, colaborar y compartir experiencias y opiniones.
Un ejemplo claro de Bridge Building son las cenas de Navidad. Un evento que supone la ocasión perfecta para que los compañeros se relacionen entre sí en un ambiente más distendido, que rompa las barreras jerárquicas y fomente las comunicaciones interdepartamentales.
Y te preguntarás, ¿en qué se diferencia con el Team Building? Pues lo cierto es que ambas técnicas son muy parecidas y las dos tienen como objetivo principal crear relaciones sólidas y de confianza dentro de los distintos equipos de la empresa. Además, podría incluso decirse, que una no podría vivir sin la otra, es decir, que van de la mano. La única diferencia es que este último trata de fomentar la relación entre los empleados con actividades que se realicen fuera de la empresa, orientadas a mejorar el rendimiento y la motivación de los empleados con la misma.
¿Cómo crear una estrategia de Bridge Building de calidad y exitosa?
En este sentido hay que establecer una serie de pautas a seguir:
- Ambiente laboral agradable: que reúna una serie de características atractivas para el empleado, donde se sienta cómodo y seguro de querer formar parte de la empresa.
- Herramientas de comunicación: actualizar el equipamiento del empleado con programas o aplicaciones informáticas, como, por ejemplo, un chat interno que facilite la comunicación entre departamentos.
- Planes de formación: a través de actividades, cursos o talleres que fomenten el pensamiento creativo y permitan al empleado desarrollar nuevos conocimientos en cuestiones concretas para el puesto que desempeñan.
- Proyectos interdepartamentales: que pongan a los distintos equipos a trabajar en común.
- Actividades grupales: proporcionar eventos y espacios de encuentro de los distintos miembros de la empresa, donde puedan relacionarse libremente.
Otro método muy utilizado para conseguir este tipo de implicación por parte de los empleados es el empowerment, a través del cual, se le otorga cierto grado de poder y responsabilidad en el desarrollo de diversas cuestiones. De esta manera la confianza en sí mismo crece a la hora de tomar decisiones en búsqueda de cumplir con los objetivos planteados por los cargos superiores.
Para ello, resulta fundamental y de gran utilidad establecer una cultura empresarial de feedback continuo; ya que aumenta el sentido de permanencia, mejora el rendimiento y la productividad, enriquece las relaciones entre jefe y empleado, favorece el cambio y potencia la definición de estrategias y proyectos.
En definitiva, se trata de fomentar una comunicación fluida entre las distintas partes que forman la empresa para que actúen como un todo y no como elementos independientes e individuales.