A veces te encuentras abstraído por tu rutina laboral y olvidas prestarle atención a los compañeros que te rodean. Dedicar tiempo a conocerlos te ayudará a comunicarte de una forma más agradable y a que aumente el interés por aprender de ellos. Y además, si algún día trabajáis juntos, el resultado será mucho mejor.
El trabajo en equipo es, sin duda, la mejor forma de aprender de los compañeros, pues facilita la integración entre perfiles diferentes y el intercambio de conocimientos. Entre otros beneficios, se aprende a intercambiar roles y a mejorar la comunicación. Además, se persigue una meta común, los esfuerzos se multiplican y aumenta la calidad de los resultados. Trabajar en equipo es el mejor procedimiento de crecimiento laboral.
Para aprender de tus compañeros, debes desarrollar una serie de características personales como, por ejemplo, ser curioso (sentir el impulso de saber más y preguntar), ser observador (mirar lo que hacen los demás te servirá para poder aplicarlo a tu trabajo), escuchar (retener las buenas prácticas laborales gracias al material que comparten tus compañeros en el día a día o reuniones específicas), etc.
Trabajar en grupo potencia la cantidad y la calidad del aprendizaje
A lo largo de los años, te das cuenta de que la mayoría de las cosas que has aprendido, y te han llevado a ser la persona que eres hoy en día, no están escritas en ningún libro en concreto. Se puede decir que las personas, a veces sin pretenderlo, forman a las personas. Por ello, te presentamos algunos de los conocimientos que, sin ser consciente, adquieres cuando trabajas en grupo:
Conocimientos teóricos: cuando trabajas en grupo no solo expones tu pensamiento crítico, sino que además analizas e interpretas el del resto de tus compañeros. En consecuencia, surge la diversidad de conocimientos. Sin darte cuenta, comienzas a adquirir competencias de los demás y a ponerlas en práctica.
Habilidades sociales: cuando formas parte de un equipo de trabajo, encuentras la necesidad de desarrollar muchas de tus aptitudes interpersonales para conseguir que el resultado final sea un éxito. Por lo tanto, comienzas a ser una persona que se adapta fácilmente a los cambios y acepta otros puntos de vista, y como consecuencia desarrollas empatía. Cuidas más la gestión del tiempo, porque sabes que ser resolutivo ayudará al buen funcionamiento de todo el equipo. A menudo, surgen problemas y te ves en la obligación de trazar una solución para rescatar al equipo, de esta forma potencias tu creatividad. Y, por hacer finita esta lista, no olvides que trabajar en grupo te hace enfrentarte a retos mayores y, como consecuencia, potencias la mentalidad de crecimiento.
La inteligencia emocional como arma esencial para el trabajo en equipo
El papel que juegan las emociones en los equipos de trabajo es cada vez más crucial. La inteligencia emocional es la capacidad de reconocer emociones en tu interior y saber gestionarlas para sacarles el mayor rendimiento posible. Se constituye principalmente por cinco componentes:
Autoconciencia. Es la habilidad para examinar tus propias fortalezas y debilidades, tratar de potenciar las primeras y minimizar las segundas. Antes de escuchar a los demás es importante escucharte a ti mismo, reflexionar sobre quién y cómo eres.
Autocontrol. Se trata de la capacidad de controlar tus emociones, tanto las positivas como las negativas, con el propósito de tener un comportamiento apropiado. Se puede decir que tener autocontrol es ser razonable, ser capaz de reflexionar y tener la capacidad de controlar tus impulsos. La clave está en pensar antes de actuar y dominar tu ego para evitar ansias de protagonismo, cada persona tiene su momento.
Automotivación. El entusiasmo ayuda a fijar metas, a ver oportunidades donde otros ven obstáculos. Tienes que asumir que todos los problemas se pueden resolver y buscar soluciones a cada inconveniente que se te presente. Una mente positiva siempre trabaja mejor.
Empatía. Se trata de comprender a los demás, saber qué piensan, qué sienten, percibir sus necesidades. La empatía te vuelve más comprensivo ante otros puntos de vista, es fundamental respetar a otros, animarse de forma recíproca y realizar con éxito la misión del grupo.
Destreza social. Es la capacidad de aprovechar las relaciones con los demás para dar respuestas adecuadas y comunicarnos de manera más asertiva. Dar a conocer tu punto de vista, necesidades, emociones, etc. para que tus compañeros te entiendan mejor. Saber mantener la calma y expresarse de forma tranquila sin caer en el conflicto es un ejemplo de buena habilidad social. Estas son las bases que sustentan la inteligencia emocional; sin ellas, el resto de los componentes pueden desplomarse.
La mayoría de los conocimientos que hemos adquirido a lo largo de nuestra vida han sido a través de otras personas, por lo tanto, el trabajo en equipo es un método altamente eficaz para adquirir nuevos conocimientos y habilidades. En definitiva, trabajar en grupo es el mejor proceso de aprendizaje. Nos nutrimos los unos de los otros, las responsabilidades se comparten, la creatividad fluye y el trabajo se hace mucho más ameno.