¿Conoces alguien que haya cambiado varias veces de trabajo en los últimos dos años?
Este proceso en el que un profesional va “saltando” de un puesto de trabajo o de una empresa a otra durante periodos de tiempo cortos, se denomina job hopping.
El job hopping es un comportamiento cada día más frecuente en las nuevas generaciones de profesionales. Esta tendencia en auge hace referencia a los profesionales que cambian de trabajo con frecuencia y de manera voluntaria. Normalmente se da entre los menores de 34 años, pertenecientes a la generación “millenial”.
Estos jóvenes profesionales o job hoppers son nómadas digitales o knowmads, con gran capacidad de adaptación, alto conocimiento de idiomas, inconformistas y ambiciosos. Se mueven en un entorno laboral hiperconectado, con miles de oportunidades de empleo sin cubrir en todo el mundo, principalmente en sectores con fuerte innovación o en trabajos creativos. Por ello, no buscan tanto esa estabilidad laboral que se daba años atrás, sino la oportunidad de crecimiento profesional.
Es una generación que cada vez cuesta más atraer y retener ya que salta voluntariamente de un trabajo a otro, buscando nuevos retos y mejoras en sus condiciones. Si echamos la vista atrás, no se veía con buenos ojos que un profesional permaneciese poco tiempo en una empresa; sin embargo, actualmente, contratar un job hopper tiene muchas ventajas.
¿Qué aporta un job hopper?
- Suelen ser perfiles profesionales jóvenes, entre 25 y 35 años, con un expediente excelente y en ocasiones autodidactas, movidos por la inquietud y las ganas de superarse.
- Tienen mucha facilidad de adaptación al cambio y destreza para afrontar situaciones nuevas.
- Adquieren dotes comunicativas y organizativas durante su trayectoria, además es probable que su grado de inteligencia emocional sea mayor, lo que hará que se entiendan mejor con sus compañeros.
- Tienen metas claras y no dudan a la hora de lanzarse a por ellas.
- Suelen ser personas muy creativas que aportan ideas innovadoras y mejoras en la productividad.
Por todo esto, contar con un job hopper cuenta con ventajas, entre las que destacan las siguientes:
- Es fácil atraer su talento porque suelen ser ellos quienes buscan el puesto y no al contrario.
- La experiencia acumulada suele ser mayor y más diversa.
- Como siempre están donde quieren estar, la productividad suele ser alta.
- Saben gestionar los equipos gracias a sus dotes de comunicación.
- Poseen una amplia red de contactos que han ido ampliando a lo largo de su trayectoria.
Sin embargo, la falta de compromiso y pertenencia al grupo, la carencia de visión a largo plazo o la falta de especialización por haber cambiado continuamente de trabajo, son aspectos poco indicados para abordar proyectos a futuro.
No obstante, las empresas tienen que ser conscientes de que el mercado laboral ha cambiado e intentar explotar y retener el talento de estos profesionales. Para aprovechar este fenómeno al alza, se debería apostar por espacios comunicativos y por un liderazgo participativo, donde fluya la creatividad y los empleados se sientan libres para aportar su talento y conocimientos personales a los procesos de trabajo.