Encontrar nuestro sitio en el mundo laboral no es una tarea fácil, aun así, supone un reto muy importante para nuestro desarrollo personal y profesional. La cantidad de sectores, empresas y, sobre todo, perfiles provoca una rivalidad y nivel de exigencia que nos obliga a mantenernos activos y a la última en formaciones, habilidades y conocimiento para encontrar ese sitio que tanto ansiamos.
Concretamente, para muchas personas alcanzar la cima profesionalmente hablando sería conseguir la categoría de C-Level o cargos de alta dirección, caracterizados por su gran nivel de responsabilidad y toma de decisiones.
¿Qué son los perfiles C-Level?
También conocidos como C-Level Executive, hacen honor a la C inicial que hace referencia a los perfiles de mando superior, es decir, de directivo. Estos perfiles asumen retos de gran envergadura que afectan directamente y de forma transversal y significativa en la evolución de la propia empresa. En este sentido, para afrontar esta situación de un modo óptimo deben de desarrollar una serie de competencias como el liderazgo consciente y transformacional, la visión estratégica, la gestión del cambio y la innovación entre otros.
¿Qué perfiles son considerados como C-Level?
CEO – Chief Executive Officer o Director Ejecutivo: corresponde al rango más alto de la empresa y funciona como líder principal de la compañía, quien, entre sus principales funciones, vela por el buen hacer de cada uno de los departamentos y gestiona, junto con el Comité de Dirección, la estrategia financiera y operativa de la organización. Dada su responsabilidad, debe tener una perspectiva completa que permita coordinar la misión y visión empresarial coordinando a los empleados y satisfaciendo a sus clientes.
CFO – Chief Financial Officer o Director Financiero: en el segundo escalón de la pirámide es el principal responsable de la estrategia económica y gestiona operaciones relativas a adquisiciones, fusiones empresariales e inversiones.
CHRO – Chief Human Resources Officer o Director de RR.HH.: como mediador se encarga principalmente del bienestar del empleado, así como de su relación y cohesión con el resto del equipo. Para ello, mantener su atención, motivación y sentimiento de pertenencia es fundamental para retener su talento y atraer nuevos.
CMO – Chief Marketing Officer o Director de Marketing: se encarga de la estrategia comercial al mismo tiempo que convierte esta misma en una influencia creativa que potencia la imagen de marca y transforma todos los esfuerzos en ventas. El estudio de mercado y la elección de canales, procedimientos y herramientas son sus principales tareas.
COO – Chief Operations Officer o Director de Operaciones: trabaja como nexo de unión entre el equipo ejecutivo y los empleados, de manera que los objetivos planteados en cada una de las campañas de la empresa se materialicen de la mejor manera posible.
CIO – Chief Information Officer o Director de Tecnologías de la Información: en la era digital en la que nos encontramos es fundamental contar con un equipo que se encargue del desarrollo tecnológico de la empresa.
De esta manera, escalando la Pirámide de Maslow en el entorno profesional, además de buscar aquellos puestos de trabajo que satisfagan las necesidades más básicas como las fisiológicas, de seguridad y de afiliación, necesitamos llegar a la cúspide donde se encuentran el reconocimiento y la autorrealización. En este caso, se trata de ir un paso más allá, ya no es suficiente con conseguir un trabajo que económicamente responda adecuadamente a nuestras necesidades, permita conciliar la vida laboral con la personal y tenga un ambiente laboral agradable. Ahora nos quedamos con esa empresa con la que, además de sentirnos identificados y con orgullo de pertenencia, también queremos un lugar donde dar rienda suelta a nuestra carrera dando lo mejor de nosotros mismos.