En una sociedad de continuo cambio, estamos acostumbrados a renovarnos, actualizarnos y adaptarnos a cualquier situación, incluido el puesto de trabajo. Precisamente, en la adaptación al puesto de trabajo es donde entra en juego la técnica del Job Crafting. En este caso, es el puesto quien se adapta al profesional y no al contrario.
¿Te imaginas poder diseñar tu puesto de trabajo?
El Job Crafting, o construcción del trabajo, es una técnica que permite dar un enfoque renovado a nuestro puesto de empleo a través del cambio proactivo y la adaptación a cada persona según su forma de ser. Es decir, amoldar la dinámica de trabajo a las particularidades de cada uno.
Es difícil encontrar el empleo perfecto, pero si el empleado puede modificar y adaptar su puesto a sus capacidades beneficiará a su felicidad, productividad y compromiso con la compañía. Este proceso permitirá a cada uno explorar su talento y sacarle el mayor partido, facilitando el crecimiento de la organización, la salud laboral y contribuyendo a crear una cultura organizacional de innovación y asunción de desafíos.
Implantar esta modalidad no es un trabajo sencillo. El ejercicio de reflexión personal supone el primer paso porque es necesario que la persona se conozca mínimamente a sí mismo. Se requiere de un estudio previo para saber cuáles son sus fortalezas, debilidades o intereses propios para poder trazar una hoja de ruta de mejora.
El Job Crafting es una herramienta eficaz para atraer y fidelizar el talento. La atracción y fidelización del talento necesita que la estancia y participación en la empresa sea lo más satisfactoria posible. Las nuevas generaciones no buscan solo un trabajo con condiciones salariales buenas, sino que necesitan sentirse realizados, estar motivados, desarrollar sus inquietudes y explotar sus aptitudes positivas. En resumen, necesitan sentirse parte de un todo.
Serán estos nuevos talentos, con su incorporación a diferentes puestos, los encargados de marcar la tendencia de este tipo de estrategias al organigrama habitual de las organizaciones.
Esta técnica se basa en tres pilares fundamentales:
- Task Crafting: consiste en adaptar las responsabilidades del empleado a sus habilidades o aptitudes, mejorando su productividad al reducir el esfuerzo y el tiempo invertido en cada tarea.
- Relational Crafting: es la forma en la que los empleados deciden interactuar con las personas de su entorno laboral. Si esta interacción es positiva, el ambiente y la satisfacción del equipo mejoran.
- Cognitive Crafting: consiste en cambiar la percepción que el empleado tiene de su trabajo, de las responsabilidades y relaciones derivadas del trabajo.
En definitiva, el objetivo es encontrar la satisfacción personal en cada una de las acciones que se lleven a cabo y contribuir de forma positiva en todas ellas.
Incorporar esta técnica en la empresa puede aportar algunas ventajas como:
- Aumento en la productividad gracias a un importante repunte en compromiso e innovación ya que los empleados más comprometidos también suelen ser los más productivos.
- Mejora del ambiente laboral al contar con unos empleados más felices.
- La plantilla se siente apreciada y valorada por la compañía.
- Los valores personales y profesionales entran en sintonía, desapareciendo la frustración del empleado con su puesto laboral y aumentando su motivación.
- El empleado recupera el control de su carrera profesional.
- Los valores de la empresa y del empleado se alinean, alcanzando los objetivos de manera más eficaz.
Es cierto que el trabajo perfecto no existe, pero en las compañías se puede dar cierta flexibilidad a los empleados para que estos diseñen un puesto en función a sus capacidades y objetivos, siendo un beneficio común a largo plazo.