En el campo de la gestión, día a día llegan nuevos proyectos tanto en la empresa como en cualquier ámbito de la vida que necesitan una metodología de acción para conseguir los mejores resultados. Contar con un método para llevar a cabo un proyecto, sea el que sea, no sólo acorta tiempo y esfuerzo, sino que también supone un ahorro de dinero.
Llamamos metodologías de gestión de proyectos al conjunto de actividades que se llevan a cabo para culminar un determinado proyecto. En pocas palabras, la forma en la que se lleva a cabo toda la organización que un proyecto requiere desde su inicio hasta su fin.
Para establecer las actividades de un proyecto y la metodología con la que se llevarán a cabo, antes se definen los objetivos, alcances, comienzos y elementos necesarios para el proyecto.
Según un estudio realizado por Airtable, los directores de marketing pierden un promedio de 13 horas a la semana en tareas manuales. Sin embargo, mediante una buena gestión de proyectos se minimizan esas pérdidas de tiempo y se pone el foco en el avance de los objetivos marcados. Igualmente, es importante no confundir la gestión de tareas con la gestión de proyectos, ya que la gestión de proyectos se refiere a la ejecución de un plan integral compuesto por tareas.
Así, a la hora de utilizar estas metodologías de gestión de proyectos hay que basarse en diferentes objetivos:
o Formalizar la apertura y el perfeccionamiento de los proyectos y propósitos a realizar.
o Intervenir y resolver a través de los inconvenientes que puedan llegar a presentarse en un proyecto.
o Controlar la culminación y, por ende, la aprobación de un proyecto.
Para elegir la metodología adecuada hay que tener en cuenta la complejidad del proyecto, el tamaño del mismo, la urgencia de la entrega y el papel que tiene el cliente. Además, esta elección ayuda a gestionar el arranque del proyecto, supervisar su evolución y desarrollar respuestas ante posibles problemas que puedan surgir durante el diseño del mismo para, por último, poner todos los medios indicados para su aprobación y ejecución. Una vez el proyecto está en marcha se abre una fase encaminada a medir el impacto y la respuesta, el alcance del proyecto, y a modificar aquello que fuera preciso.
Actualmente, gracias a la aparición de distintas aplicaciones y softwares, existen numerosos métodos de gestión de proyectos, generando un sinfín de nuevas posibilidades.
Algunas de las metodologías de proyectos más eficientes y empleadas en el ámbito corporativo son:
o Método Kanban: uno de los esquemas de distribución de tareas más conocidos, mediante el uso de post-it que indican el estado y la urgencia del trabajo. Es un subsistema del método JIT (Jus In Time).
o Método cascada o Waterfall: es un modelo estricto, pero de fácil aplicación en el que solo se puede ejecutar una fase cuando se ha terminado la anterior. Garantiza facilitar un seguimiento exhaustivo del avance de las tareas.
o Método Scrum: el trabajo se divide en etapas, garantizando el correcto desarrollo por medio de feedbacks.
o Método Agile: sistema dinámico que pone a las personas en el centro de todo, favoreciendo la colaboración entre equipos y clientes.
También existen algunas metodologías más recientes que están adquiriendo un gran protagonismo dentro de la gestión de proyectos como, por ejemplo:
Metodología Six Sigma: a diferencia de otras, Six Sigma se utiliza para la gestión de calidad. Se le suele combinar con una Metodología Lean Office o un marco ágil también denominado Lean Six Sigma o Six Sigma ágil. El objetivo principal de Six Sigma es la mejora continua de los procesos y la eliminación de fallos.
La aplicación de estos métodos tiene una serie de beneficios implícitos:
• Mejora la eficiencia del proyecto
• Aumenta el crecimiento empresarial
• Brinda una mayor flexibilidad
• Mejora la relación y satisfacción del cliente
• Ofrece mayor productividad
Cualquiera de las metodologías son un marco de referencia que puede adaptarse mejor a unos casos que a otros. Lo realmente importante es dotar a las personas y compañías del método de trabajo más apropiado según el proyecto para conseguir la máxima eficiencia y los logros esperados.