¿Alguna vez has pensado que la elaboración de un plato de comida tiene similitudes con el desarrollo del negocio de una empresa? Para sorpresa de muchos, la respuesta es afirmativa. A continuación, te descubriremos los diferentes paralelismos que hemos encontrado.
Tanto en las cocinas como en las empresas, para facilitar el desempeño de los trabajos del día a día, se pone en marcha una cultura de trabajo por equipos, con la finalidad de que cada uno de ellos gestione una parte diferente, ya que todas las elaboraciones que hay que hacer precisan de proactividad y precisión por parte de todas las personas que componen el equipo. Mientras que un grupo se encarga de los entrantes (que podría ser un área de RRHH), otros se encargan de los postres (área de Comunicación), por ejemplo. Todo ello, con la finalidad de contribuir al buen hacer del plato. Pero… ¿de qué plato estamos hablando exactamente?
En esta ocasión, nos centramos en el plato principal que ambas entidades quieren obtener: el éxito. Algo tan abstracto como esencial en cualquier aspecto personal y profesional. Todo ello, partiendo de la premisa de que…
“El éxito del individuo es el éxito de la compañía”.
Para poder llevar a cabo este plato, como bien nos suele indicar una receta, habrá que seguir unos pasos y tener a nuestra disposición todos los ingredientes y utensilios que necesitaremos para poder completarlo con buen resultado. Porque sin las herramientas y productos básicos, no sería posible completar nuestro plato (o no de la forma en la que queremos).
El primero de los pasos a seguir en nuestra receta será crear una imagen de marca atractiva de cara al mercado laboral, conseguir que la gente vea con buenos ojos trabajar en la compañía. Para contribuir a ello, se realizará una buena campaña de employer branding, donde nos apoyaremos en los valores y principios de la compañía para reflejar al mundo exterior nuestros puntos fuertes. Posteriormente, si hemos cumplido con el primer paso, pasaremos al siguiente: la selección de personas formadas y con talento, que hagan de nuestra empresa, una innovadora, atractiva y llena de potencial de crecimiento y desarrollo.
Para poder continuar los pasos de la receta, necesitaremos que nuestros empleados tengan a su disposición varias herramientas, como sería disponer de programas de formación, políticas de beneficios, un portal del empleado, etc., que ayuden al colaborador a sentirse valorado y reconocido, y así crecer profesionalmente. Sin ellos, conseguir que la receta funcione sería más complejo, ya que una elaboración sin maquinaria, como una batidora o una sartén, por ejemplo, haría del plato más difícil de realizar.
No obstante, estos tan solo son herramientas de apoyo, porque la base de todos los platos son los ingredientes. En cuanto a los más básicos, diremos que en ambos ámbitos será la parte humana, es decir, las personas que van a desempeñar el trabajo ya que, sin chef ni ayudantes, no funcionaría una cocina, y sin managers ni empleados en una empresa, no habría negocio que se desarrollase.
Sin embargo, a estos ingredientes debemos añadirles unos extras, como cuando hacemos un huevo frito y le añadimos una pizca de sal para darle un “toque”. En este caso, los empleados deben tener ese “halo” especial a la hora de llevar a cabo sus funciones, como sería la motivación, el sentimiento de pertenencia o el trabajo en equipo, entre otros. Porque… ¿cómo haríamos una tortilla sin huevos? Necesitamos que nuestros ingredientes estén presentes y en su mejor versión durante toda la elaboración para que la tortilla nos salga como queremos: rica y apetecible.
Si algo aprendemos con cada guiso es que cocinamos según demanda, es decir, cada generación tiene unos valores o motivaciones diferentes y hay que ir adaptando las recetas a cada uno de ellos.
En definitiva, para hacer un plato redondo es esencial tener una receta que seguir, las herramientas y ingredientes necesarios para llevarlo a cabo ya que, si alguno de ellos nos falla lo mas mínimo, el resultado final será diferente a lo que esperábamos. No solo te verás afectado por no obtener el éxito del plato, sino que el resto se decepcionará por recibir un trozo que no está a la altura de sus expectativas. Porque toda maquinaria necesita su engranaje para completar con éxito el proceso.