Septiembre tiene mucho de nuevos comienzos, el fin de las vacaciones conlleva el regreso a la rutina, a la vuelta a clase y a la vuelta al trabajo. Por eso, universidades y empresas vuelven a estar más unidas que nunca.

Actualmente, el entorno en el que las organizaciones desarrollan sus actividades y las relaciones que se establecen con los clientes son una herramienta clave para garantizar la permanencia de las mismas. En estas organizaciones se incluyen privadas y públicas y, con ello, a las universidades, mientras que en el lado opuesto establecemos como clientes a las empresas.

El sector universitario está siendo condicionado por diversos factores e influenciado por las distintas tendencias existentes. Por esto, se pone de manifiesto la necesidad de que existan relaciones estables entre las universidades y uno de sus principales clientes: las empresas. Esta relación es la clave para mejorar la competitividad del país, porque ambas han de trabajar juntas en un objetivo común: favorecer el desarrollo y progreso de la sociedad. Este modelo de trabajo colaborativo pertenece a una nueva cultura basada en el beneficio mutuo, en ganar siempre.

La relación Universidad-Empresa ha adquirido gran importancia y hoy en día está muy presente en las estrategias para el desarrollo, fundamentalmente para alcanzar objetivos de innovación tecnológica. Sin embargo, en España, esta relación, ha sido desde tiempos pasados muy compleja. Los objetivos y estructura de la universidad pública son diferentes al mundo empresarial, enfocado al beneficio económico. Las relaciones entre la universidad y la empresa tienen por naturaleza unas barreras que impiden una transferencia fluida de tecnología entre ambos agentes.

La UNESCO ha puesto de manifiesto en numerosas ocasiones la necesidad de esta nueva opción, reclamando a las universidades una mayor aproximación a las prioridades de la sociedad.

Una de esas prioridades sociales es la empleabilidad y no hay que olvidar que la formación de capital humano para nutrir de profesionales al mercado laboral es una de las principales opciones que tienen las universidades para hacer transferencia de conocimiento a la sociedad.

No obstante, y pese a que el acercamiento entre la universidad y la empresa comenzó en 1970, no fue hasta el 1981 cuando apareció el Real Decreto de cooperación educativa, que regulaba por primera vez la posibilidad de hacer prácticas en empresas.

Actualmente, encontrar empresas que tengan en su plantilla becarios es un hecho. Contratar un becario es una opción que beneficia tanto a la empresa como al estudiante/trabajador.

El becario tiene la oportunidad de entrar en el mercado laboral, formarse en una compañía e incluso consolidarse en ella. Por otro lado, la empresa cuenta con un talento joven del que nutrirse, aportando frescura y una visión más renovada y actual, además, al ser su primera experiencia laboral, empieza con una motivación, ganas y energía extra.

Potenciar el vínculo Universidad-Empresa en la actualidad es fundamental, puesto que el desarrollo de futuros trabajadores, con independencia del sector al que pertenezcan, se basa en una perfecta combinación teórico-práctica. Un claro ejemplo es la Cátedra creada junto a la Universidad CEU San Pablo sobre Diversidad, Inclusión e Igualdad de Oportunidades de Empleo.

La industria actual o 4.0. pone a la universidad el reto de saber interpretar el mundo, las tendencias y cualquier desafío para establecer nuevas vías de formación y formas de organizar el conocimiento en las que la flexibilidad, la continua creación y la capacidad de adaptación sean la base de cada itinerario.

Partiendo de todo lo anterior se llega al bucle que relaciona todo, en el que la formación universitaria genera conocimiento, el conocimiento suma un valor añadido a la empresa, las empresas buscan captar el talento de profesionales con alta cualificación y los profesionales más brillantes se forman en las mejores universidades.

En definitiva, toda acción actual por la que pasan las profesiones, los empleos, los medios de comunicación y la forma de relacionarnos tiene como escenario principal la universidad. La universidad, junto con sus procesos formativos, está centrada en la persona. Por otro lado, se encuentra la empresa que, pese a estar enfocada a lo económico, a la producción de bienes y servicios, su desarrollo y crecimiento depende de la cultura, de la formación del ser humano y con ello de la universidad.

Written by despliegatusalas